“Hay una distancia y movimiento
inmensurables rumbo a la
Nada si no se supone a Dios en la
rotunda ecuación.”
I
Arturo, excelente físico teórico, era
bien reconocido por la crema y nata de varias cantinas con promociones
asintóticas en su acabose del sur de la ciudad de México, en cambio era rara
vez mencionado por la sociedad de
Física, si acaso por ser la equiparación de
Feyman restándole la genialidad y únicamente dejando su calidad de
alcohólico ocioso. Arturo testificaba que esa sociedad de física era
inexistente, no porque fuese una conspiración paranoica o una elite secreta de
intelectuales -En este pinche país que va a andar existiendo eso de sociedad y
eso de Física- esas sus palabras para cualquier ofensa llegada a saber y vociferada
en la tertulia en turno que tras su afirmación el fenómeno Doppler se hacía lugar locales y casas a la redonda del epicentro
etílico.
Doctor en rayuela, billar y carambola
cuando llevaba menos de 3.333333333 tragos invitaba las respectivas bebidas con
esa beca auspiciada por los novatos, ineptos, ausentes a clases de física y de
más borrachines necios; afirmaba que esos eran los juegos preferidos de un tal Euclides amigo suyo. Soportaba bien
varios licores nombrándolos aditivos a cada uno de los grados de la alteración
de conciencia, al momento de la charla cuántica, era pronta la ocasión en la
cual saltaba de tema en tema sorprendiendo a los asistentes del curso siempre y
cuando no se le moviera el piso referencial privilegiado y se dispusiera a maldecir
a Newton -Ese cabrón no inventó la
gravedad pero le puso nombre, ahora se chinga- .
Cuando era rebasada la barrera de “<
7” whiskys se refugiaba a la mesa lejana para no alterar tan gacho el sistema
y ver el entorno que describía en
formulas, rayones imposibles de interpretar a la mañana siguiente. Fue en uno
de sus experimentos controlados cuando alcance a advertir que no había un plano
cartesiano, ni formulas, ni números, había palabras y el nombre de una mujer.
-Ya he calculado la probabilidad de que
regrese conmigo-
-¿Es mala?-
- Es de -0.66666666583345568955666666-
-Pues algo es algo-
-Es una probabilidad negativa, lo que
indica que dicho fenómeno jamás tendrá lugar, a menos que tomemos en cuenta el multiverso-
La hora del multiverso era la peor de todos los multiversos, comenzaba a pedir un fotón para llegar a casa más
rápido, o que en alguna de sus caídas había provocado un terremoto en Taiwán. Una
de sus peores desvaríos fue correr por el bar al parecer sucio de tiempo.
Se dio la singularidad fenoménica por lo
que no sabía lo qué acaecería, levantó la cabeza, se percato de los puntos de
atracción masculina y fijó las coordenadas de las mujeres en el bar,
tambaleándose vectorialmente colisionaba mientras vociferaba –Arquímedes decía:
“Denme un punto de apoyo y moveré el universo”, “A mí denme más whiskey y se me
moverá el universo”-
Yo próximo a él como antipartícula me
cercioré de que no figuraran proyectiles en su trayectoria, un movimiento
brusco y tomó lugar en la barra pidiendo un trago más.
-A esta cosa hay que aplicarle el giro
copernicano para que no sepa a caldo-
Revolvía con el dedo el coctel que
llevaba por nombre teoría de la relatividad especial, apelado así por el mismo,
tenía otros más como antimateria, cuark
extraño y viaje arriba de un taquión por la vía láctea, sus ingredientes me
eran desconocidos y éste último coctel me parecía atemorizante.
- Tómate uno conmigo-
Terminando de beber el líquido de
apariencia radioactiva todo me comenzó a parecerme relativo, ahora estaba
develado el porqué de su nombre.
Se puso a hacer una supuesta integral
para conocer el verdadero precio de la cuenta, pagué ante su escases económica
cuando él asistió al baño hablando algo de econofísica.
Esperándolo me percaté de una mujer que siendo atractiva no era custodiada por
los hombres, tomó el último pedazo de la etiqueta de la cerveza para formar lo
que parecía un triangulo de bolitas de papel.
Arturo surgió ex nilo debajo de la mesa, rompió un cacho de servilleta y finalizo
el triangulo, charló con ella y lo
esperé hasta que pidió las llaves de mi casa.
-Esto es contra natura, es ingeniera y no es
fea, bueno, pero los ingenieros son los chachos de la ciencia claro está. Me
parece maravilloso meter un saco de semillas a una caja y que salgan palomitas
pero reducir todo el conocimiento científico a eso es una chingadera, no
obstante esa alegoría pitagórica
conmueve hasta un matemático puro porque…-
Se fue hablando hasta llegar a la
puerta, le gritó “Eureka” y se
fueron, yo me quedé haciendo tiempo para dejar a Arturo con sus prácticas de
campo.
Llegué a casa ya desayunado imaginando
que había pasado salido el sol desde hace 4 minutos antes de que lo viese
salir, escuché gritos al introducir la llave de repuesto. Un portazo y dos
locos corriendo hacia las escaleras aventando cosas y teoremas me
sorprendieron, los vi marchar de la mano desde mis ventanas rayadas, las
paredes tampoco se salvaron de ser pizarras hipotéticas.
Abril se cambio en junio junto con
Arturo a mí departamento, se volvieron mis inquilinos y caseros ya que yo me
cambié al departamento de Arturo que por su posición cercana a mí trabajo me
permitía descansar por más tiempo además de que mi departamento con mayor
espacio y número de ventanas posibilitaba que pudieran explayarse a sus anchas,
largas, profundas y temporales ganas.
Ante esa eclíptica asimilación para
cualquier astrofísico no había solución alguna ya que se carecía del problema
exceptuando una que otra discusión en materia del aseo del lugar. Papeles
tirados como un otoño matemático, rayones sobre rayones que se iban despidiendo
con limpia vidrios, a excepción de una aberración matemática que expresaba 1+1= 1 que desquiciaba y enamoraba a Abril y
los meses precedentes de Arturo.
Me llenaba de alegría visitarlos
percatándome de que la tensión superficial era una ley que se le podía aplicar
a los líquidos y a la gente, ya que al ver sus aspiraciones me conmovía su
pretensión ante el mundo, querer conocerlo y querer conocerse ya que no se
encontraban exentos de ese mundo en el cual descubrieron la teoría y praxis del
campo unificado.
Uno determinista y otro relativista
dependiendo de la acción cuando surgían sugerentemente, urgentes los reproches
cariñosos en su lenguaje privado.
-Nuestros átomos nunca se tocan, nunca
nos tocamos.
-Pero siempre nos atraemos y no me
refiero sólo a la masa.
-Siendo así me largo con el astro más
cercano, enorme y seductor.
-Hay una fuerza, que no es ficticia y te
impide salir tangencialmente hacia cualquier otro cuerpo que no sea el mío.
-Yo también te amo.
Yo presente con tales frases no puede
más que sonreír y después volver a consultar mis apuntes del bachillerato e
internet.
Lo extrañaba cuando veía hacer
berrinches a los borrachines o cuando caían al suelo por el mugroso Newton. En ese mismo bar conocí a una
mujer que después les fue presentada para su meticuloso análisis.
Nunca les cayó bien, decían que era poca
cosa para mí, se alegraron cuando pronuncié estas palabras.
-Me siento vectorialmente dirigido hacia
la tristeza sin embargo hay un campo magnético de desconocida naturaleza que me
impide sentirme así, me siento hueco, con un agujero negro en el corazón.
Arturo me dio una cerveza Abril me
regaló un cigarro. Después el amigo Físico pronunció algo que jamás olvidaré.
-Los que trabajan en teoría de cuerdas
son unas riatas.
Todos comenzamos a reír.
-Sabías que no es lo mismo un agujero de
gusano que un gusano en tu agujero.
Era uno de ellos, se entristecían con mi
tristeza y se regocijaban conmigo de igual manera, entre Abril y yo sentía una
relación amistosa reparando en la hermandad, Arturo y yo pronto seríamos
colegas, gracias a él decidí estudiar Física.
La tertulia constante era pesada y eso
que no tenía masa, tenía que trabajar, estudiar mientras resolvía los acertijos
que Arturo y Abril me dejaban constantemente.
Un día llegué con una mujer que
ostentaba un nombre que jamás olvidare, Alberta. Arturo y Abril me dijeron que
era un determinista de closet y buscaba en todo la impronta de Einstein, que si
sabía bien de los chismes entre físicos me buscaría a una tal “Poincaré” francesa. Yo sólo pude
responder que todos éramos de igual manera deterministas de closet al querer
saber cómo es que piensa el viejo.
Dejé de frecuentarla a pesar de que me
caía bien, no podía mantenerme tranquilo ante tal ejemplo que me brindaban la
ingeniera y el físico, no era cuestión de conversación de fórmulas, trato docto
y curioso, sino, realmente estaban juntos todo el tiempo, uno en la mente del
otro.
II
Descubrimos el cáncer en Abril, no
supimos que hacer al respecto. Yo calculando probabilidades, maldiciendo al
doctor. Abril no podía pensar, Arturo paciente, tal vez demasiado para el
momento.
-¡Ese puto doctor no es humano!
Sí señor, hay un crecimiento anormal en este
grupo de células, usted tiene cáncer, no es que quisiera un mentado”Me apena
mucho su caso” eso ni los psicólogos que están en el inframundo de las ciencias
se atreverían a decirlo, sabe que no le apena mucho, sabe que sólo dijo la
verdad y ese es su trabajo. Qué porquería de trabajo el dejar la verdad desprovista
de sentido, abyecta como dato suelto que no sirve de nada.
Abril abrazaba a Arturo en silencio, ese
mes fue demasiado silencioso, a pesar de mis esfuerzos nos alejamos un tanto
cada quien sufriendo relativamente, no, repito, determinadamente.
Abril estuvo buscando respuestas por
todos lados, tanto así que fue invitada a dar una conferencia con biólogos y
doctores en fechas futuras con lo referente al cáncer. Arturo jugaba Go solitario en la casa, parecía estar
más preocupado por Abril que por él mismo, yo lo visitaba, pero en cuanto
llegaba Abril no podía sentirme a gusto quitándoles el tiempo en apariencia
contado.
Necesitaba hablar con Abril, rara vez la
encontraba en casa y Arturo, se la pasaba recostado todo el día si es que no
llegaba yo a dejarle uno que otro acertijo que ya comenzaba a tardar en
resolver.
Cuando llegaba a ver a Abril me hacía
hincapié en que lo alteraba para su condición, que dejara de exponerlo a más
estrés. Comencé a dejar de frecuentar a Arturo y fui a ver a Abril el día de su
ponencia, en el camino noté que había ocurrido un accidente por mi ex casa por
lo que no me sorprendió que llegase tarde o no asistiera.
De cualquier manera esa noche llamé a
Abril sin resultados, temí por Arturo, así que hablé a casa para saber cómo se
encontraban. Nadie contesto, de inmediato pregunté por Arturo en el hospital y
nadie me dio razón de su paradero, a no ser que fuese uno de los visitantes.
Hablé de nuevo a casa, hice una última
llamada cuando subía las escaleras, llamé a la puerta que tampoco consiguió
respuesta. Fui de cualquier manera al hospital hablando al celular de Abril ya
que Arturo decía que no tendría uno ya que nada era tan urgente, ni un Nobel. Busqué por todos lados hasta
llegar a la capilla donde me había mencionado que estaba el visitante.
-Hay una ruptura en el tejido
espaciotemporal.
Arturo con los labios tan apretados que
hubiese sido imposible realizar sonido alguno, estaba resolviendo un problema
de colisiones, no era una colisión no elástica u otra cosa de mayor dificultad, casi sentido común.
Objeto A es colisionado por objeto B por
lo que el objeto B de mayor masa y peso ejerce una fuerza proporcional
correspondiente a su peso y la velocidad a la que viajaba sobre el objeto A que
absorbe el impacto.
-Lo entiendo, pero no puedo resolverlo. No, no
lo entiendo.
-Objeto A es expulsado por la fuerza
resultante de la colisión.
-Objeto A no es un objeto, es un sujeto,
es Abril, fue Abril. La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma,
lo único que vemos son cambios de fase y el tiempo es una ilusión, pura
mierda...
Abril fue atropellada camino a la
ponencia, muerte cerebral de facto, no sé qué es lo que dijo el doctor. Arturo
y yo no queríamos desconectarla pero un infarto decidió por nosotros.
Cuidé a Arturo que murió poco después,
no borré de casa el 1+1=1. Todo tiende al desorden de forma natural pasado el
tiempo, esa anti naturalidad que guardaban, ese orden en la conciencia y en su
pasión, supongo es atemporal, eterno en la mente de Dios.
G.B.A.